EL APEGO POSITIVO (Iª PARTE)

EL APEGO POSITIVO (Iª PARTE)

EL APEGO POSITIVO (Iª PARTE)

El apego es el vinculo a nivel afectivo que desarrollamos los seres humanos desde los primeros meses de vida con nuestras figuras parentales o cuidadores, con el extraordinario atributo de proporcionar la seguridad emocional necesaria e indispensable para un buen desarrollo de la personalidad.

Mary Ainsworth (1933-1999) en su estudio con niños de Uganda encontró tres patrones principales de apego:

Niños de apego seguro: lloraban poco y se mostraban contentos cuando exploraban en presencia de su madre.

Niños de apego inseguro: lloraban con frecuencia, incluso estando en brazos de su madre.

Niños de apego ambivalente/resistente: las emociones están poco reguladas, el niño no tiene expectativas en el acceso a la atención del progenitor, ya que resulta insuficiente.

La respuesta de todos ellos estaba en consonancia con la sensibilidad que mostraba la madre/cuidador ante las peticiones y las necesidades  del niño.

Bowlby,  propuso en 1951 la hipótesis de que la privación materna no sólo causaba depresión en la niñez, sino también hostilidad e incapacidad para establecer relaciones saludables en la vida adulta.

¿Dónde quiero llegar con todo esto?, pues a confirmar que  estos estilos de apego que desarrollamos en nuestra primera infancia,  se mantienen  generalmente durante todo el resto de nuestra vida. Gracias a ellos desarrollamos nuestro propio sistema de creencias interno y nuestros juicios de valor, los cuales, se ven influenciados por lo que la figura principal de apego, que es “la madre”, nos ha trasmitido.  Si esa transmisión es segura, el niño crecerá con confianza, seguridad intrapersonal, calidez y estabilidad. Sin embargo si esto no es asi, y el apego resulta ansioso e inconstante, el niño crecerá, temeroso, huidizo y evitativo.

Esas necesidades que no se ven suplidas,  buscaran otras formas de ser cubiertas,  pudiendo provocar lamentablemente según la teoría de John Bowlby antes mencionada,  trastornos a nivel mental y social.

¿Cómo podemos evitar que esto suceda?.

No me atrevería a dar consejos a nadie, de cómo tiene que criar cada uno a su hijo, seguro que cada padre/madre lo hace lo mejor que puede y sabe,  pero si que debemos pararnos a reflexionar sobre la gran responsabilidad que implica esta tarea, y tomar conciencia de que se realice de una forma saludable, depende nuestra estabilidad emocional futura.

Una de las claves mágicas,  sin duda,  es criar con el corazón, hacerlo desde el amor incondicional y no desde el miedo. Y otra es conocer a nuestro niño interior,  que lo abrazaramos, lo cuidáramos, lo besáramos,  nos reconciliáramos con él y le dieramos todo el amor del que somos capaces.

“ No somos responsables de la programación recibida en nuestra infancia, sin embargo como adultos somos cien por cien responsables de arreglarlo”.

En el siguiente artículo hablaremos del apego negativo (II parte).

Muchas gracias por leerme.

Noemí Primo.