02 Mar EMOCIONATE…..TE
EMOCIONA…..TE
Aquí estamos de nuevo para continuar con la famosa “triada” que os prometimos. Hoy vamos a hablar de emociones.
La amígdala, una estructura cerebral que es del tamaño de una almendra, resulta ser la sede de todas nuestras pasiones, es curioso como una cosa tan pequeña es responsable de causar las mayores catástrofes o alegrías de nuestra vida.
Así que estructuralmente, el funcionamiento de la amígdala y su interrelación con el neocortex constituyen el núcleo principal de la “inteligencia emocional” y el centro neurálgico de la coordinación entre emoción y razón.
Por lo tanto una emoción es un estado que rompe o te saca de tu rutina habitual.
¿QUÉ COSAS PODEMOS HACER PARA MEJORAR NUESTRA INTELIGENCIA EMOCIONAL?
Poner nombres a las emociones y aprender a distinguirlas es fundamental para poder llegar a ser dueños de ellas. Hay muchas formas de ver las cosas, no únicamente la nuestra. Lo que pensamos nos ayuda a transformar nuestro cerebro como ya hemos mencionado en varios artículos, y la buena noticia es que hasta el último día de nuestra vida nuestro cerebro puede cambiar y crear nuevos caminos y nuevas estructuras. Ufff….. que alivio!!!!
– Expresando el amor y la alegría, que son alimentos básicos para la nutrición diaria del cerebro.
– Hablar de cosas positivas, no cerrándonos en los convencionalismos y dejándonos llevar por el efecto masa entrando en un círculo negativo. Tenemos que abrirnos a la vida.
– Durante 21 noches a la hora de acostarnos, pensar en 5 cosas positivas que nos hayan sucedido durante el día, al principio nos costará un poco, pero luego…. Con este sencillo hábito estaremos modificando nuestras estructuras cerebrales y aprendiendo a valorar y ver la vida de una forma más optimista. Nuestro cerebro esta preparado para la supervivencia no para la felicidad, tenemos que enseñarle y educarle en este cometido.
– Ser conscientes de la capacidad tan maravillosa que tenemos de adaptarnos, todos poseemos el valioso don de autocorregirnos y ser capaces de prosperar ante los desafíos vitales.
– Tener una mente flexible, no crítica, ni con la idea de ser poseedora de la autentica verdad, nos permite establecer enfoques mentales desde diferentes perspectivas y generar cambios que desemboquen en una mejor calidad de vida.
UNA BUENA BASE EMOCIONAL ADQUIRIDA DESDE LA NIÑEZ, ES COMO UNA POLIZA DE SEGUROS PARA UNA VIDA SANA, POSITIVA Y SATISFACTORIA DURANTE NUESTRA VEJEZ.
Noemí Primo